Esta tarde, mientras contactaba con algún posible cliente, me ha atendido muy mal, la secretaria de un señor. No mal de mala gana, si no mal de poca delicadeza en ciertos detalles.
Comprendo que la persona a la que yo estoy llamando, no tenga ganas de que le cuente el rollo que le tengo que soltar y comprendo más aún, que no quiera gastarse un duro, comprendo que no quiera hablar, simplemente por que no le apetece, pero al menos, debería de tratar disimularlo… Quizás, no, para no caer en hipocresía, pero desde luego… cuando el muerto de no querer contactar con alguien se lo dejan a la secretaria, recepcionista, telefonistas o asistentes, éstas, sí deberían suavizar la respuesta. Al menos es mi opinión.
A mí me encantaba como me pasaba las llamadas la Señora Carmen, era un encanto «buenos días María, perdona que la moleste, pero tiene una llamada de la empresa …… para el Sr Daniel Yuste, ¿la atiende usted?» 🙂 ¿es un cielo o no?. La Señora Carmen era la telefonista – recepcionista del edifico albasanz de viajar.com por las mañanas.
Daba gusto contestar el teléfono, por que se informaba de todo lo que hacía falta para transferirte una llamada, nombre, empresa, con quien quiere hablar y sobre qué y si no podía contestar, a veces ella se inventaba una respuesta por mí.
Me hacía mucha gracia por que era muy charlatana, pero muy dulce hablando y cuando no te trataba por teléfono, te no hablaba de usted, pero en el teléfono sí.
Lo cierto es que cuando llegaba la de la tarde, échabamos de menos a la Señora Carmen, es que era una amor. Así da gusto coger el teléfono y no fobia, como le tengo yo.
El día de su cumple trajo una tartita muy rica y me llamó para probarla y cada vez que recibía un paquete a mi atención me llamaba en plan guasita… « María que hay un paquete que viene a tu nombre ¿de quien será?«. A veces se inventaba los nombres de las empresas, un poco, si eran en inglés.
¡Qué maja, la Señora Carmen!
¿Ande andará?
Tiramoyanis 
¿Cómo dices?