Este año mi viaje a Londres da para varios episodios, aunque trataré de sintentizarlo en dos partes.
Así globalmente puedo decir que nos lo hemos pasado muy bien, podría haber sido mejor y también peor, pero de entrada sabía que sería completamente diferente al de hace un año. Para Jose y para mí los primeros días nos han supuesto más agotamiento mental que físico y eso que andar, hemos andado una barbaridad.
Llegada
Mi tía, primas y tío cogían el avión en Gibraltar con mis padres, ellos llegaban una hora antes en el vuelo y decidieron ir directamente al hotel en vez de esperarnos. Nuestro vuelo salió con retraso de 30 minutos.
Mis padres ya han estado en Londres e iban guiando a mís tíos hasta el hotel, por un camino en metro que le había indicado el profe de inglés de mi padre. Un camino complicado y lioso que trajo algo de polémica, pues aun con el retraso, nosotros llegamos al hotel 30 minutos después que ellos. Esta vez cogimos el Southern Train por que con una libra más te dan el billete de metro.
Nos encontramos en el Museo Británico, que a medida que íbamos avanzando iban cerrando las salas, por lo que tampoco vimos tanto del museo. Acto seguido mi padre actuó de guía para que fuésemos a Covent Garden, Picadilly y Carnaby street, donde cenamos. Claro que mi tía se paraba en cada ecaparate que veía y que todo le llamaba la atención y que mi prima Marina alucinaba a cada paso, con los bollos, las galletas, la gente, las pintas. Cenamos en un pub inglés el típico fish and chips y el típico pie de carne. Hasta arriba de comida y empachados, fuimos a comprar agua y mis primas se compraron un yogurt de postre de la marca Muller y recuerdo que Zaida decía que los Muller en londres no eran tan caros y estaban muy buenos. Ellas decían que era delicioso. Muertitos de cansanción y con dolor de cabeza nos fuimos al hotel a descansar.
Día 2
Quedamos a las 8.30 para desayunar en un Costa Café. No sé cuantas veces habrá pedido mi padre un café en un tipo «Starbucks», pero quiso ser él el que solicitara los cafés, nos pusieron uno mediano y la taza era un pozo de café. Medio dormidos nos soltó una conferencia sobre su desayuno, pero eso sí, luego nos metio prisas para irnos por que según él llegábamos tarde. Ahí empezó el estress. ¿A dónde llegábamos tarde?
Pasamos por Covent Gardem donde mis primas y mi madre se pararon a mirar unas tiendas y mi padre se puso nervioso, cuando aparecieron, fue él quien se paró a mirar tiendas. Camino de Trafalgar Square íbamos todo el rato andando a marcha militar y con un «venga venga» para que nadie se parara.
En trafalgar tiré esta foto con la cámara del móvil y seguimos bajando hasta el cambio de guardia y el 10 de Down street, donde perdimos a mi madre un rato entre la multitud. Continuamos hasta el Big Ben, Abadía y Parlamento. Cruzamos hasta el Ojo de Londres, mi tía mientras tantos se iba parando en las tiendas de souvenir que veía, en todas las que podía o le dejaban pararse. Continuamos andando por la Riviera hasta la Tate, pero no entramos, seguimos andando hasta pasar delante de un barco y entrar en el barrio de Borough y el Mercado.
El mercado estaba a reventar de gente y de cosas riquísimas y curiosas, yo estaba deseosa de ir por que sabía que había un puesto que vendía todo tipo de frutas secas, frutos secos y chocolates como toppings para galletas. Quesos de todos los tipos y más comidas exótiquísimas. Dimos una vuelta pequeña y mi padre se cansó y se quería ir, así que le mandamos a un pub con mi tío y Jose encontró el puesto, era una maravilla. El chico que me atendió simpatiquísimo y se podía probar los productos antes de comprarlos. Fue oír eso y yo veía como tía no dejaba de comer de cada cosa que había por allí.
Salimos del mercado y había que llegar al London Bridge, ya llevabamos según la víamichelín 6 km andados. Había que buscar un sitio para comer y no teníamos ganas de llegar al London Bridge ni al London Tower. ¿Dónde comemos? En un indio.
Mientras nos granizaba, cogimos el metro llegamos a Oxford Street para ir a un indio aconsejado en la guía Lonely Planet. Nos costó encontrarlo y seguía granizando y llegamos a la puerta de un sitio, que no tenía pinta de Indio, más bien de restaurante de Sergi Arola, pues entramos. Sólo el menú era de 20 libras. Por lo visto era un indio de alta gama y nueva cocina. Aunque a mi parecer por las 30 libras, 43 euros al cambio por persona que comimos, se come mejor en el Tahi Gardens y en cualquier parte. Aunque mis padres estaban encantados. Mi tía que tuvo que pagar 120 libras, no estaba tan contenta.
La comida india fue motivo de muchas conversaciones en los días venideros, junto con los 45 minutos que estuvo mi tía perdida en Mango, mirando ropa, claro. Marina intentó ir a buscarla y dijo «tu sabes que ese Mango tiene 3 plantas y la baja es gigante, paso de buscarla«. Al final Marina y yo nos fuimos por ahí a Carnaby y yo me compré unas All star rojas por 32 libras unos 40 euros, más baratas que en Córdoba. Mi padre harto de tiendas.
Yo comprendo cada una de las posturas, pero ya sabíamos a lo que íbamos cada uno y a veces es conveniente montar dos grupos en lugar de todos juntos. Al final caras largas y comentarios inecesarios, Jose y yo mediando y a las 20.00 nos plantábamos, ya estábamos hartos, nos queríamos ir al hotel, no teníamos ganas ni de cenar, compramos un yogurt y nos acostamos. Al final de la etapa, habíamos andado casi 15 km.
En el próximo capítulo… Candem, Abercrombie, aeropuerto de regreso
¿Cómo dices?